Entender que las brechas en seguridad son inevitables no es rendirse, sino descubrir nuevas oportunidades para que las empresas puedan seguir perfeccionando el blindaje de su información.
La ciberseguridad tradicional está en un punto de inflexión. Durante décadas, las empresas han perseguido la ilusión de una seguridad absoluta, invirtiendo millones en tecnologías que prometen una protección impenetrable.
En 2024, América Latina enfrentó más de 63,000 millones de ciberataques en 2024, con México, Colombia, Argentina, Chile y Brasil entre los países más afectados. Y para 2025 esto seguirá siendo una realidad. Informes como el de Cybersecurity Ventures proyectaron que los ciberataques le costarían a las empresas alrededor de 10 billones de dólares anuales a la fecha.
Es un dato alarmante que refuerza la necesidad de replantear las estrategias de seguridad. No obstante, ha de hacerse sabiendo que la vulnerabilidad no puede reducirse a cero. Es un enfoque que plantea EPAM Systems Inc.,: aceptar que las brechas son inevitables para construir defensas más sólidas y sostenibles.
Para las empresas, esto implica un cambio cultural y técnico hacia la gestión de riesgos, reduciendo el impacto de los ataques y detectando amenazas de manera continua.
Estrategias clave para una seguridad sostenible
En una reciente publicación de EPAM, los expertos de la compañía global en tecnología recomiendan algunas buenas prácticas que permitirían aprovechar las brechas inevitables en materia de seguridad para blindarse mejor.
Autenticación Multifactor (MFA): La implementación de MFA se ha convertido en una herramienta esencial para reforzar la seguridad. Al exigir un segundo factor de verificación, como códigos enviados por SMS o biometría, se limita el acceso no autorizado, especialmente en entornos de trabajo remoto o con socios comerciales.
Arquitectura de Confianza Cero (ZTA): Este modelo rechaza la idea de que los usuarios dentro de un firewall son intrínsecamente confiables. Al reducir el tiempo de exposición y acelerar la remediación de incidentes, ZTA asegura que cada acceso sea verificado constantemente.
Segregación de redes: Separar elementos de la red permite aislar brechas rápidamente y contener la propagación de malware, minimizando así los daños.
Inventario y clasificación de datos: Entender el valor real de los activos de datos y priorizarlos es crucial. Una adecuada clasificación ayuda a identificar accesos no autorizados y proteger información crítica.
Conectividad de extremo a extremo: En un mundo hiperconectado, proteger los puntos de entrada como dispositivos y redes Wi-Fi es fundamental para evitar que los ciberdelincuentes exploten vulnerabilidades.
Planes de respuesta a incidentes: Un plan de respuesta efectivo debe incluir rutas de escalamiento, seguimiento de evidencia y roles claramente definidos para el equipo de seguridad y otros colaboradores clave dentro de la organización.
La ciberseguridad no debe ser solo reactiva
EPAM subraya que la seguridad no es solo una cuestión de tecnología, sino de transformación organizacional. Los ejercicios regulares, como simulaciones de incidentes, y la colaboración con socios expertos son esenciales para fortalecer la resiliencia frente a un panorama de amenazas en constante evolución.
Con su enfoque integral y el respaldo de herramientas avanzadas de análisis forense digital, EPAM ha sabido convertirse en un aliado estratégico para las empresas que buscan navegar en este complejo entorno. Su experiencia les permite entender que aceptar lo inevitable de las brechas no es resignarse al fracaso; es un paso hacia la construcción de una estrategia de seguridad madura y preparada para el futuro.