La Inversión en reducción de riesgos de desastres es el camino hacia un futuro más seguro y resiliente.
German Vargas Pedroza, Oficial de Riesgos Corporativos de Claro Colombia, nos amplía su visión de esta iniciativa.
La ocurrencia de un desastre puede determinar la de otros en cascada. Por ejemplo, una falla generalizada en las telecomunicaciones puede afectar los servicios de salud, el trabajo remoto, la educación, el comercio y la economía. También, la coordinación y colaboración entre diferentes actores, ampliándose los efectos de manera exponencial.
Las acciones encaminadas a la gestión de la reducción de riesgos, desde todos los niveles en los que se aplique, contribuyen significativamente al desarrollo sostenible. Esto incluye la protección de vidas, infraestructuras, organizaciones y comunidades, salvaguardar los recursos y la preservación del medio ambiente.
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Las sociedades se benefician de la inversión en la reducción de riesgos de desastres.
Esto significa que sociedades más seguras y resilientes permiten el desarrollo sostenible, ya que:
- Determinan una reducción de pérdidas directas, evita daños a propiedades, activos y equipos, todo esto minimiza los costos de respuesta, recuperación, reconstrucción y restauración.
- Reducen los riesgos de desastres puede evitar la ocurrencia de interrupciones de la actividad productiva para las empresas, las personas y los países. Al reducirlos se previenen los efectos de pérdidas económicas, desempleo, situaciones de inseguridad inestabilidades políticas y conflictos regionales.
- Generación de una mejor imagen, con lo que las naciones, las organizaciones y las comunidades se ven beneficiados para la atracción de la inversión. La prevención de riesgos genera, a su vez, mayor confianza y percepción de seguridad para emprendedores e inversionistas.
- La disminución de los costos de financiamiento, como efecto de tasas de interés más bajas en los mercados financieros nacionales e internacionales.
Resiliencia
En términos de resiliencia, la reducción de riesgos genera importantes resultados:
- Fortalecen la capacidad de las organizaciones y comunidades para resistir y recuperarse de eventos extremos. Por ejemplo, al implementar medidas, como la construcción de infraestructuras resistentes a desastres y la mejora de los sistemas de alerta temprana, se contribuye a mantener la continuidad de los servicios esenciales. Entre ellos, el agua potable, la electricidad, el transporte y las comunicaciones, durante y después de un desastre o una crisis.
- Minimizan los impactos negativos en el medio ambiente, como la contaminación del agua, la calidad del aire, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad. Factores que hoy día forman parte de nuestras realidades y principales preocupaciones.
- Fomentan la planificación y preparación anticipada para desastres, lo que incluye la elaboración de planes de contingencia y recuperación, gestión de crisis y emergencias y simulacros en el orden local, nacional y regional. Estas actividades aumentan la conciencia pública y privada sobre los riesgos y fortalecen la capacidad de respuesta de las comunidades ante situaciones críticas.
- Incrementan la capacidad de las comunidades y las organizaciones para hacer frente a eventos extremos y recuperarse de ellos. Esto crea sociedades más resistentes y capaces de enfrentar futuros desafíos.
Este conjunto de beneficios y los que se derivan de ellos, ayudan a minimizar las pérdidas económicas asociadas con eventos catastróficos y contribuyen al crecimiento económico sostenible y al desarrollo resiliente de los países, organizaciones y comunidades, lo que hace que valga la pena invertir en reducción de riesgos de desastres, en minimizar los impactos que se puedan causar, y ampliar las capacidades para recuperarse y prosperar.
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