Aunque la tecnología de última generación es determinante en la transformación de los espacios urbanos, pensar en el habitante determina el éxito de las verdaderas ciudades inteligentes.
Por Mauro Vargas
En la era digital, el concepto de smart city ha cobrado una importancia creciente, especialmente en la concepción de un espacio que no solo implica cables y redes, sino de un entramado más complejo que incluye habilidades humanas y una gobernanza eficiente.
Una ciudad inteligente debe centrarse en la satisfacción de sus ciudadanos, donde estos sean escuchados al expresar sus necesidades para que el entorno, luego, adapte soluciones para mejorar su día a día. La calidad de vida y el bienestar de los habitantes son indicadores clave del éxito de las políticas urbanas de una Smart City.
El impacto en el ciudadano de esta revolución tecnológica fue uno de los ángulos que se abordaron en el episodio del Coffe Brain «Smart Cities: El verdadero potencial de las ciudades del futuro». Allí se debatió qué debe ser una Smart City, con la presencia de Omar Duarte, director de banca de inversión de ANAP y miembro de ExpoI, y Grace Quintana, directora de la empresa Metro de Bogotá.
La participación de los ciudadanos en la construcción de una Smart City
Los ciudadanos deben involucrarse en los procesos de innovación y transformación, aportando sus perspectivas y necesidades. Esta participación no solo legitima las decisiones tomadas, sino que también enriquece las soluciones con una variedad de puntos de vista.
«En Bogotá, por ejemplo, usaron un chatbot para que la gente participara en la construcción del plan de desarrollo», anotó Omar Duarte, trayendo a colación esta transformación por la que atraviesa la capital de Colombia justo ahora. «Lo interesante es que tener una herramienta donde la gente participe generará un resultado que no es una imposición de las autoridades, sino más consensuado, una construcción conjunta»
Las ciudades inteligentes deben estar diseñadas pensando en los ciudadanos. La infraestructura no solo incluye tecnologías avanzadas, sino también la creación de habilidades y capacidades en los habitantes. La participación de los ciudadanos en la planificación y desarrollo de la ciudad es crucial.
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Movilidad, la solución para ciudades inteligentes más humanas
«La movilidad es uno de los aspectos más críticos en una ciudad inteligente. Proyectos como el Metro de Bogotá, que prometen reducir significativamente los tiempos de desplazamiento, son esenciales», mencionó Omar Duarte.
La implementación de sistemas de transporte eficientes permite a los ciudadanos optimizar su tiempo, mejorar su calidad de vida y optar por medios de transporte sostenibles. Un buen sistema de transporte público reduce el uso de vehículos privados, disminuyendo la congestión y la contaminación.
La teoría de la «ciudad de los 15 minutos» es una visión innovadora en este contexto. Esta idea propone que todas las necesidades diarias de los ciudadanos deberían estar a un máximo de 15 minutos a pie o en bicicleta de sus hogares. Implementar esta teoría implica una planificación urbana cuidadosa que prioriza la proximidad y la accesibilidad, mejorando significativamente la calidad de vida de los ciudadanos.
Tecnología, sostenibilidad y participación civil, mezcla inteligente
El despliegue tecnológico debe crear un entorno urbano donde la calidad de vida de los ciudadanos mejora constantemente, haciendo de estas ciudades lugares más habitables, sostenibles y eficientes.
Implementar estas características no solo es un desafío técnico, sino también una oportunidad para reimaginar y reinventar nuestras ciudades en beneficio de todos sus habitantes. Desde la integración y optimización de recursos hasta la participación activa de la sociedad civil y la mejora de la movilidad, cada aspecto contribuye a forjar ciudades más inteligentes y centradas en las personas.
Para conocer mucho más sobre el fascinante panorama de las ciudades inteligentes en Colombia y Latinoamérica, visita el episodio completo de nuestro Coffee Brain en YouTube, haciendo clic aquí.